24 jun 2011

WOODY ALLEN - Irreverencia y éxito


Woody Allen es un director, guionista, actor, músico y escritor estadounidense nominado y ganador del premio Óscar en múltiples ocasiones. Es uno de los directores más respetados, influyentes y prolíficos de la era moderna.
 
Woody nació en 1935 en el barrio de Brooklyn, Nueva York, con el nombre de Allan Stewart Königsberg. Proviene de una familia judía (padre taxista y madre contadora), a la que el propio Allen define siempre como «burguesa, bien alimentada, bien vestida, e instalada en una cómoda casa».

Allen empezó su carrera como humorista a los 16 años. A los 17 tomaría la decisión de adoptar el seudónimo de Woody Allen. En 1952, cuando se encontraba terminando la secundaria, comenzó a confeccionar chistes para enviarlos a algunos columnistas y cómicos profesionales (Ed Sullivan, Sid Caesar, Jack Paar o Pat Boone). Más tarde escribió sketchs para clubes nocturnos, revistas de Broadway y programas de televisión, desarrollando una comicidad cercana a la de los clásicos Chaplin, Keaton, Lloyd, hermanos Marx y Jerry Lewis.


 A finales de 1953, Allen ingresó en la Universidad de Nueva York, donde entre otras materias cursaba Producción cinematográfica, pero no le interesaban mucho las clases. Después de dejar de asistir a la mitad de las clases, terminó su primer semestre en la universidad con pésimas calificaciones en varias materias. Se retiró sin iniciar el segundo semestre. Uno de los profesores le dijo alguna vez “No eres material de universidad. Creo que tendrías que recibir ayuda psiquiátrica, porque me parece que no tendrás mucha suerte para encontrar trabajo”. En parte tenía razón, Allen consiguió su primer psiquiatra en 1959 y seguiría acudiendo a uno por el resto de su vida.

En 1961 hace sus primeras apariciones personales en público contando sus propios chistes en algún night club como The blue Angel y The duplex y en televisión.

En 1965 aparece por primera vez en el cine, haciendo un corto papel en What´s New, Pussycat? (¿Qué tal, Pussycat?) y en 1968 rueda la primera película completamente escrita y dirigida por él y en la que actúa como un ladrón: Take the Money and Run (Toma el dinero y corre), film que le valió el reconocimiento como cómico con un mordaz sentido del humor intelectual. Aunque la productora no estuvo muy contenta con el resultado final, la película resultó ser un éxito de público. Después de este éxito inicial, a Allen no le costó trabajo encontrar algún estudio que siguiera pagando sus películas.

A su ópera prima le siguieron películas como Bananas (1971), Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar (1972), El dormilón (1973), o La última noche de Boris Grushenko (1975), trabajos que pusieron de manifiesto sus especiales dotes para la sátira. Uno de los méritos de Allen es haber conseguido actualizar la comedia estadounidense, caída en desuso. Su personal estilo y su soltura en la narración propiciarían pronto los grandes éxitos.

En 1972 coprotagonizó, junto a la actriz Diane Keaton, el largometraje Sueños de un seductor, de Herbert Ross. La interpretación de Woody Allen en esta comedia es uno de los hitos de su carrera. A continuación, Allen y Keaton iniciaron una relación sentimental que se vio reflejada en su participación en diversos filmes.

En 1977 estrena su filme Annie Hall, que dirige, escribe y protagoniza junto a Diane Keaton. Esta película resulta ser un éxito en todo el mundo y recibe con un Oscar al mejor director, mejor actriz y al mejor guión. El desplante de Woody no asistiendo a la entrega del premio, le supuso aún más popularidad.

Ahora ¿Por qué Allen no asistió recibir su primer premio Oscar? Este insólito hecho tiene toda una historia detrás.

Durante su infancia, Allen aprendió a tocar el violín; posteriormente se convertiría en intérprete del clarinete, instrumento que toca en una banda de jazz, The New Orleans Jazz Band. Hasta 1997 esta actividad de intérprete musical tuvo lugar en el Michael's Pub de Nueva York, pero al cerrar este local sus puertas, pasó a tocar cada lunes en el Café Carlyle. La entrega de los Oscar de ese año fue un día lunes. Allen prefirió quedarse tocando con su banda y no ir a recibir el premio.


 En 1979 realiza la película que lo consagraría como director, Manhattan; filmada en blanco y negro, con largas e imponentes tomas de la localidad de Manhattan es considerada como un clásico de la historia del cine.

Allen, en Annie Hall y Manhattan, comenzaba a delinear su personaje clásico: un tipo de chaquetas gastadas, lentes exageradamente grandes, personalidad creativa, obsesiva y paranoica. Lo mejor del asunto es que Allen en su vida real es exactamente igual, aunque menos exagerado, claramente.

Su segundo Oscar lo obtuvo en 1986 con Hanna y sus hermanas. En sus películas posteriores, como Misterioso asesinato en Manhattan, Balas sobre Broadway o Poderosa Afrodita, retoma el estilo que le hizo popular y logra de nuevo el aplauso del público.

En 2002 recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Desde entonces tiene una estatua en su honor en el centro de Oviedo, España. Sus últimas películas han sido filmadas en Europa, recibiendo, como ya ha sido una constante, la aclamación de la crítica, especialmente la francesa. Filmes como Scoop, Vicky Cristina Barcelona y la aclamada Match Point, lo han convertido en uno de los directores más cotizados de Hollywood y del mundo.

Su sentido del humor ácido, mezclado con la fuerte carga sicológica de sus personajes, hacen de Allen un genio del séptimo arte. Esperamos tener Woody Allen por mucho tiempo más.



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